Adoptar a un gato callejero es una de las decisiones más valientes y altruistas del ser humano. Puede decirse que el nuevo dueño está salvando la vida de un felino que ha vivido toda su vida en la calle y que, por ende, tiene muchas más opciones de ser portador de numerosas enfermedades. No es una decisión fácil.
Pese a que son muchas y variadas, en Wamiz nos detenemos en las enfermedades que más nos deben preocupar, justo las que pueden contagiar y transmitir estos gatos, siempre expuestos al contacto directo con otros de vida libre o semilibre, ya sea por peleas territoriales o por contactos sexuales.
6 enfermedades de los gatos callejeros
1. Toxoplasmosis
Es una de las enfermedades contagiosas que transmiten los gatos callejeros y que más preocupan a los expertos. Se transmite a través de un parásito denominado 'toxoplasma gondii'. Existe un riesgo especial con las mujeres embarazadas y aquellas personas cuyo sistema inmunológico atraviese horas bajas (enfermos de SIDA, pacientes en tratamiento con quimioterapia o medicamentos inmuno-supresores, enfermos de leucemias o linfomas...).
Las personas relativamente sanas pueden estar infectadas y no saberlo ya que provoca una enfermedad leve similar a la gripe. Las personas de riesgo pueden presentar cuadros graves como neumonía, miocarditis o meningoencefalitis, enfermedades que pueden llegar a ser mortales.
El gato callejero se contagia ingiriendo carnes o tejidos infectados o cazados en su hábitat, bebiendo aguas contaminadas o durante la lactancia si la madre está enferma... La única manera de contagiarse el humano directamente del gato es ingiriendo heces del animal infectado, lo cual no es tan difícil como podría imaginarse.
Un ejemplo: si rescatamos a un gato de la calle que está infectado y no lo sabemos, al cambiarle la tierra puede que se termine con algo de materia fecal en las manos. Luego, aunque de forma inconsciente, pueden llevarse a la boca cuando comemos otro alimento. ¿La solución? Lavarse las manos. Así de simple. Los veterinarios aseguran que la infección jamás se producirá tocando o acariciando al gato.
2. Virus de inmunodeficiencia felina
El FIV, el equivalente al VIH en los gatos, es una inmunodeficiencia que daña el sistema inmunológico del gato, lo que le incapacita para combatir otras patologías. Aunque los seres humanos no contraen esta enfermedad, sí existe riesgo para los otros gatos del hogar si comienzan a compartir espacio con un felino callejero.
Este virus "se transmite a través de la saliva y es como un SIDA felino que afecta a su sistema inmune", nos explica el veterinario Felipe Vázquez. El virus llega a consecuencia de una mordedura entre gatos. Se trata de una enfermedad de evolución lenta, pero es irremediablemente mortal porque no tiene cura, tratamiento ni vacuna, solo remedios paliativos.
3. Leucemia felina
El virus de la leucemia felina se transmite por contacto directo, también a través de la saliva, y puede darse por mordeduras o por el lamido reiterado entre gatos.
La infección se produce en situaciones que comportan cierta agresividad (mordiscos o luchas) o en intercambios de fluidos corporales relacionados con contactos sexuales. Otras secreciones -respiratorias, heces u orina-, también pueden ser infecciosas, aunque en menor medida.
Los signos y síntomas de la infección del virus de la leucemia felina son bastante variados e incluyen pérdida de apetito, deficiencias en el pelaje, infecciones de la piel, la vejiga y el tracto respiratorio, enfermedades bucodentales, convulsiones, pérdida de peso...
El virus produce una gran cantidad de trastornos inmunológicos y cancerosos, que desencadenan la muerte del gato en un tiempo máximo de entre dos y tres años. No se conoce ninguna cura para la infección de este virus. No es contagioso a los seres humanos.
4. Rabia
La rabia es una de las enfermedades que pueden transmitir los gatos callejeros y que más preocupan porque puede llegar a ser mortal, aunque esto solo sucede en casos extremos. El virus se transmite por la saliva del gato infectado que penetra la piel, generalmente después de una mordedura. Es una infección viral que afecta al sistema nervioso central y que puede ser trasmitida por animales, tanto perros como gatos.
Cualquier comportamiento agresivo inexplicable en el gato o un cambio súbito de su comportamiento debe considerarse sospechoso, por lo que conviene no acercarnos mucho y ser previsores. La enfermedad se manifiesta de dos formas: furiosa y muda, aunque aproximadamente el 90% de los gatos rabiosos muestra la forma furiosa.
El gato enfermo comienza a sufrir encefalitis, pierde reflejos, y presenta un cuadro de estrabismo, mandíbula caída, convulsiones, espasmos musculares, temblores, desorientación, marcha errante, respuestas emocionales exageradas (irritación, rabia, miedo, fotofobia), además de ataxia y parálisis, seguidas finalmente por coma y muerte por parada respiratoria.
Suelen morir tras una evolución clínica de 3-4 días. Con el objetivo de proteger la salud pública, no se contempla la opción de tratar a los gatos con rabia. Ahora bien, la rabia no se contagia por tocar a un gato rabioso. Sólo si nos muerde o si el animal lame una herida que tenemos abierta tenemos el riesgo de infectarnos.
De hecho, puede que si nos muerde un gato con esta enfermedad no contraigamos la patología. Si la herida se lava con cuidado y de inmediato con agua y jabón durante varios minutos, las probabilidades de sufrir un contagio se reducen al máximo. Las posibilidades de contraer esta enfermedad de un gato callejero son muy bajas.
5. Enfermedad por arañazo de gato
Es una patología infecciosa producida por una bacteria presente en la sangre de muchos gatos llamada 'Bartonella'. En general, los felinos son infectados por las pulgas y garrapatas que portan esta bacteria. La transmisión al humano se produce por un arañazo o una mordedura y la infección suele ser leve.
Desemboca en una pequeña fiebre y no es motivo de preocupación, a menos que la persona infectada tenga un sistema inmunológico comprometido. Al igual que ocurre con la rabia, si un gato te muerde o te araña, lo primero que hay que hacer es lavar la herida a fondo con agua y jabón para evitar cualquier tipo de infección.
6. Rinotraqueítis infecciosa felina
Es una enfermedad respiratoria corriente en los gatos y muy contagiosa que a veces ocasiona la muerte. En muchos otros casos, deja secuelas permanentes. La mayor parte de los casos están provocados por dos tipos de virus.
- La enfermedad se manifiesta en síntomas respiratorios acompañados de lagrimeo y abundante mucosidad nasal.
- Los virus que la causan se propagan con gran rapidez en las colonias de gatos, y son muy temidos en las residencias felinas y en los refugios porque pueden ser muy difíciles de erradicar.
Suele darse con más asiduidad en gatos cachorros. La mayoría se restablecen - siempre que reciban el tratamiento adecuado-, aunque muchos, sin embargo, sufrirán secuelas permanentes. La mejor prevención para esta afección es la vacunación.
Si adoptas a un gato callejero, esta vacuna es obligatoria en su primera visita al veterinario. Ya sabemos que todos los gatos del hogar deben ser vacunados previamente.