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© Wyatt Ryan

¿Cómo educar a mi perro? Las claves del refuerzo positivo

Por Sindy Bustamante Redactora

Actualizado el

Para educar bien a tu perro, tienes que saber elegir adecuadamente el método correcto y, sobre todo, conocer las reglas que hay que respetar para no cometer equivocaciones.

La recompensa

Hoy en día la tendencia en educación canina pasa por el refuerzo positivo, básicamente a base de recompensas. La educación correctiva y los castigos no resultan prácticos, además de que los resultados son inferiores cuando hablamos de la calidad del aprendizaje. Esto no quiere decir que el castigo se excluya del todo en la educación positiva, pero debemos reservarlo para situaciones muy concretas y recurrir a él lo menos posible.

Con la recompensa sucede al contrario: debe ser frecuente y utilizarla cada vez que el animal reacciona como su amo quiere. La educación positiva utiliza lo máximo posible las actitudes y comportamientos naturales del perro. Por ejemplo, esperarás a que el perro se siente para darle la “orden” de siéntate, y después premiarlo. El perro asociará de este modo tu alegría y su regalo al hecho de que se haya sentado. También intentará comenzar de nuevo, ya sea para que su amo esté contento o porque quiere de nuevo un regalito. Una buena recompensa es cualquier cosa que produzca placer en el perro: en general es una chuchería, pero también puede ser una felicitación, jugar con él…

La educación positiva y el refuerzo positivo

La recompensa hace que la posibilidad de que el perro adopte un comportamiento deseado por su amo aumente. Este método es, por tanto, muy utilizado en el entrenamiento de animales y la recompensa suele ser comida, pero en el caso del perro dicho premio no tienes por qué ser siempre alimento. Además, cuando pase el tiempo veremos que las recompensas se podrán ir espaciando sin que el comportamiento adoptado desaparezca.

Este proceso se conoce con el término de refuerzo positivo, y se utiliza en las técnicas de aprendizaje como por ejemplo en el condicionamiento, que puede ser clásico u operante. Con este método, lo aprendido por el animal dura más en el tiempo que en el caso de la educación punitiva; pero además es también mucho más agradable para todos, ya que las recompensas permitan establecer una buena relación entre el perro y el resto de la familia. Es, de hecho, más agradable para todos llegar a una situación que fomente las caricias en lugar de los golpes. Existen numerosos métodos de educación y entrenamiento a través de este método positivo, simplemente hay que decidir cuál es mejor en cada caso.

Escrito por: Dr Stéphane Tardif Veterinario y redactor de Wamiz 

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