Todos hemos escuchado por lo menos una vez la expresión “pelean como perros y gatos”. Gracias a las caricaturas, libros e incluso películas, hemos aceptado la idea de que entre estos animales existe un gran odio, pero ¿esto es realmente cierto?
Un simpático lomito nos demostró que no existe un odio real entre perros y gatos.
Un perro guardián
Güero, un perro feroz pero leal, que le ladra a cualquier desconocido y persigue autos con pasión, demostró tener un gran corazón ya que adoptó una gatita bebé extremadamente flaca y en muy mal estado de salud; una pobre minina que seguramente fue abandonada por un terrible ser humano.
Al descubrir a esta pequeña peludita en el patio del lugar donde trabaja, Güero decidió hacerse cargo de ella.
De acuerdo a algunos trabajadores:
Al igual que esta gatita, el Güero es un perro que fue abandonado en la comunidad de Jamé, municipio de Arteaga, en Coahuila, donde sobrevivía en la oscuridad de una bodega de manzanas.

Fue gracias a una rescatista que Güero pudo recuperar sus fuerzas, hoy en día es un perro fuerte, inquieto y veloz, aunque con una patita lastimada que no puede utilizar para caminar. Pero eso sí, “trabaja” en una empresa en Ramos Arizpe, del señor José Juan Rodríguez, papá de la rescatista.
Pero esta no es la primera vez que algo así ocurre, pues hay decenas de historia de perritos que adoptan gatitos y los cuidan como sus propios cachorros.
Si tienes animalitos en casa sabrás que los gatos y perros no siempre se llevan del todo mal, por supuesto, suelen pelear de vez en cuando
Según algunos expertos del comportamiento animal, los posibles malentendidos entre perros y gatos se deben a diferencias en su lenguaje corporal. Las mismas posturas y acciones pueden tener significados muy diferentes, o incluso contrarios, en el comportamiento de perros y gatos.
Por ejemplo, el simple hecho de mover la colita, para los perros denota alegría mientras que los gatos realizan este movimiento cuando están al acecho o cazando.